Este verano compartí como lancé Bûmerang a nivel de MVP en menos de 6 semanas. 6 meses más tarde, es hora de compartir como nos ha ido este 2020.
La única constante, es el cambio
- Heraclitus
Enero y febrero comenzaron bien para Bûmerang, comenzamos a trabajar con el cátering Rumbanroll y su servicio diario a oficinas. Nuestro servicio consistía en hacer la logística inversa y la higienización de los boles Bûmerang. Rumbanroll se encargaba de envasar su comida y entregarla a cada una de las empresas. Por la tarde nosotros pasábamos por las oficinas, recogíamos los envases vacíos y los lavábamos en el tren de lavado de otro cátering, Monchos. Cobrábamos entre 0,14-0,16€ por envase utilizado (⚠️ aviso! No salían los números)
Como vi que eso era algo por lo que los restauradores querían pagar, lo comencé a ofrecer a los restaurantes para que se sumaran a la red. En febrero comenzamos a trabajar con Gött, un pequeño negocio de takeaway en el Poblenou que vendía (ahora está cerrado) más de cien bowls diarios, todo en monouso. El potencial de ahorro de residuos y económico para ellos era importante, aún subiendo el precio al que lo ofrecía, el ahorro podía llegar a ser importante.
En ese momento no disponía de desarrolladores o cofundador técnico así que armado con mis conocimientos de herramientas no-code creé un segundo MVP con el cual eliminaba la necesidad de la fianza, funcionaba con tarjetas NFC conectadas a la plataforma TicTap, base de datos en Airtable y flujos de trabajo automatizados con Integromat.
La aceptación del sistema fue inmediata, en 2 semanas se dieron de alta 300 personas en tan solo dos restaurantes. Bûmerang a final de febrero estaba evitando 300 residuos día a día, de lunes a viernes.
En febrero, mes en que fundé la empresa, facturamos 1782€
Enero y febrero fueron de los meses más estresantes de mi vida, anulé un viaje con mi ex-pareja a Marruecos, anulé mi participación a una maratón de montaña, prácticamente anulé mi vida personal para darle el primer empujón al negocio. Días de 12-16h eran lo habitual.
Ni el Gloria me había parado, yo iba con la furgoneta de renting, recuerdo ver los Bicings volando, las calles inundadas... pero me era igual, estaba haciendo realidad mi sueño...
Por la radio, mientras conducía, iba escuchando algo sobre un virus en China, pero me parecía todo tan lejos, que ni hacía caso
Recuerdo perfectamente el lunes antes del confinamiento, todo el mundo ya hablaba de que nos cerrarían, Italia ya estaba en crisis, mi prima había dado positivo, pero yo seguía sin querer aceptarlo.
Me acuerdo de hablar por teléfono con Meritxell de Gött y Cristian de Rumbanroll, informándome que cerrarían 2 semanas. Aliviado pensé: "bueno no me irá mal un par de semanas de descanso"
Realmente lo necesitaba.
El viernes por la tarde ya casi no tuvimos que recoger envases, llené la furgoneta de comida, la aparqué en casa, y junto a mis compañeros de piso nos encerramos.
En mi mente, esas dos semanas servirían para ponerme al día de muchas cosas pendientes, incluso me irían bien, pensaba. Pero cuando vi que esto se alargaba y que mis clientes me decían que no sabían cuando volverían a abrir... llegó la parálisis.
Yo seguía pensando que cuando "esto acabara" todo volvería a ser como antes, así que aunque a nivel operativo estuvieramos parados, seguí con la estrategia que tenía marcada en enero, levantar una ronda FFF e incorporar un co-fundador para que se encargue de la parte operacional del negocio, la cual veía clave en ese momento.
Un día, escuchando un podcast de unos makers de EEUU, comentaron que habían realizado una web donde los restaurantes podían vender cupones que servirían para ser canjeados una vez pudieran volver a abrir. Encima lo habían creado todo con las herramientas que yo estaba aprendiendo a usar. Así que pensé, ¿porque no lanzarlo?
Compartí la idea con Melanie de Noba, con Marynes y Guillem Bargalló y nos decidimos a lanzarlo, lo bautizamos Subimos Persianas. Marynes se encargó del diseño, yo de la ejecución, Guillem del PR y Melanie del instagram de la marca. Aquí puedes ver cómo lo hicimos
El propósito era ayudar, pero también lo veía como una forma de generar visibilidad a la marca y crear lazos con potenciales clientes.
El problema fue, que en el plazo de esas dos semanas muchas iniciativas similares aparecieron y los restauradores de repente se vieron "desbordados" de plataformas como Subimos Persianas. Además, la mayoría estaban inmersos en ERTEs, con lo que no podían facturar, ya que sino se arriesgaban a perder el ERTE. Pero eso, en ese momento no lo sabía.
El proyecto tuvo poco impacto, pero sirvió para que un ayuntamiento se interesara por la idea y me contratase para replicarlo solo para su ciudad. Esto se convertiría en mi salvación a nivel económico, mi caja de cereales de los fundadores de Airbnb
En mayo, aún restabamos con la esperanza de que las oficinas volvieran a la normalidad en julio y que todos pudiéramos disfrutar de un verano "normal".
Con mi nuevo mentor, Javier Marcos, vimos que las operaciones logísticas, en este punto, era demasiado complicado y corría el riesgo de convertir Bûmerang en una simple lavandería de tuppers.
No habría problema, si hubiera montones gente que quisiera que le lavase esos tuppers. La realidad pero, es que somos los primeros en ofrecer un servicio así, con lo que primero hay que crear la demanda.
Lavar platos es algo que se ha hecho desde hace siglos y no tendré problema en encontrar alguien que lo quiera hacer una vez el 100% de la sociedad se haya pasado a la reutilización, ya sea por voluntad propia o por ley.
Durante los MVP ya había detectado dos factores:
Pero para realizar lo que tenía en mente necesitaba saber programar, en ese momento quería ir rápido, y encontrar un cofundador técnico es difícil, así que fui a buscar algo rápido y fácil.
Con poco más que un acuerdo verbal (gran error) nos pusimos a trabajar con un estudio de hardware y software de Barcelona con el que habíamos hablado en febrero.
El problema es que ellos estaban muy ocupados con un proyecto de respiradores Covid-19. Yo era la primera vez que lideraba la creación de una app, ellos esperaban que yo fuera más experto y yo esperaba que ellos me guiaran más.
El resultado fue, una web app, diseñada por mí, que tenía muchos defectos pero que podía salir a mercado ya que "hacía lo que tenía que hacer", más o menos. Y eso hice, tenía prisa, llegaba el verano y todo volvía a la normalidad, ¿no?
Tendría que haber escuchado a Javi, salir en verano fue una mala idea.
El producto no estaba bien hecho, tenía muchos defectos de usabilidad y además, con la mala evolución de la pandemia, nuestro objetivo principal, los trabajadores de oficina no habían vuelto a sus puestos de trabajo, todo el mundo decía que en setiembre ya volvería todo a la normalidad, pero después de 5 meses yo ya no me creía nada. Además, la relación con el estudio acabó, no haber tenido un acuerdo bien firmado desde el inicio fue un error que no volveré a cometer.
Por suerte, a partir de ese momento ya no estaría solo. Durante el confinamiento había podido convencer a un pequeño grupo de locos para que se convirtieran en los primeros inversores del proyecto, ese dinero lo invertiría en profesionalizar la imagen de Bûmerang, en llevar la app, al nivel que se merecía.
En junio, Max se sumó al equipo para co-liderar las ventas junto a mi lado, el objetivo era sumar a la red el máximo número de partners posible de aquí a diciembre. El objetivo mínimo eran 20, el best case eran 50.
La relación de mentoring con Javi iba muy bien y teníamos unas cuantas ideas de modelos de negocio que queríamos testear, así que se sumó a ayudarme con la estrategia hasta final de año.
También sumé abordo a Marynes, para que liderara el rediseño de la app y el diseño en conjunto de la marca. Más adelante, después de mucho esfuerzo, encontraríamos a un gran desarrollador senior Alberto, y a un filósofo convertido a programador, Sergio.
El verano lo terminamos sabiendo que ENISA nos había aprobado nuestra solicitud de préstamo y que por tanto disponíamos de otro buen pellizco para tirar hacia delante el proyecto durante, mínimo, un año más. Bumerang se situaba con una financiación hasta la fecha de 166.000€ y más del 85% disponible en caja.
Yo pensaba que en setiembre todo se arreglaría, que la vida volvería a ser como antes, quizás con un 50/50 a nivel de teletrabajo, pero que el mundo no habría cambiado tanto. Ahora veo que vivimos en un mundo totalmente diferente. Esta es, realmente, una nueva realidad.
Setiembre comenzó con buen pie, comenzamos a sumar nuevos partners, a facturar de nuevo gracias a que habíamos cambiado de modelo de negocio de pay-per-use a mensualidad fija. Teníamos la teoría que una tarifa plana ayudaría a fomentar el uso por parte del restaurador, y así ha sido.
El crecimiento en octubre y noviembre, sobretodo gracias a la clausura de restaurantes y bares hizo que llegaramos, de nuevo, a estar evitando más de 100 envases diarios, superamos los 20 partners, ganamos un premio, nos publicaron en prensa escrita y comenzamos a hacer colaboraciones con influencers.
Diciembre llegó, y de repente, comenzamos a sentir otra vez el sentimiento que teníamos en julio y agosto, la incertidumbre y el miedo por parte de los restaurantes, la bajada en consumo por parte de los ciudadanos... Creo que la carga mental estaba pasando factura a todo el mundo, incluso a mí.
Además me di cuenta que el reto que tenemos por delante es Bûmerang no es uno, sino son tres:
Esto me ha hecho ver que el camino por delante es largo y que tendremos que buscar nuevas formas de monetización más innovadoras.
Me considero una persona con una voluntad bastante fuerte, 2019 fue, para mí, el año que más crecí a nivel profesional y personal. 2020 también ha sido un año de crecimiento, me he tenido que enfrentar a muchos retos, muchos en los que no me siento cómodo o no me gustan, pero que forman parte de la vida del emprendedor.
Aún con todo esto, este 2020 me siento afortunado porque:
Puede ser que Bûmerang esté a las puertas del éxito, o puede ser que aún estemos lejos de conseguir ese cambio que queremos ver en la sociedad. La realidad de España es muy diferente que Alemania, donde el mercado de la reutilización es competitivo, con más de 5 empresas grandes y un sistema de retorno de bebidas a nivel nacional.
No os engañaré, yo quiero ir rápido.
Quiero que la gente vea el gran impacto que la reutilización puede tener en nuestras vidas...
Pero no podemos girar más rápido que la rueda.
Lo único que puedo garantizar es que nuestra convicción y ganas de cambio siguen intactas y que mientras no estéis preparados para el cambio, aquí seguiremos, mejorando y creciendo a paso más lento.
Por un 2021 positivo, para la Humanidad pero sobretodo,
PARA EL PLANETA.
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PD2: Algunos números relevantes